Ana del Barrio, Madrid / Entrevista no vista (contraportada del diario) / 23 septiembre 2025

Pregunta. Le voy a confesar algo. Todo lo que acaba en ‘fulness’ me provoca urticaria.

Respuesta. Me parece normal porque lo del mindfulness está en todas partes.

De hecho, me compré unos Kleenex y eran de la Mindfuiness Collection. O sea, que tenemos el mindfulness hasta en los mocos.

P. Y ahora el playfulness, ¿en qué consiste ese cambio?

R. Los niños cuando están muy metidos en el juego suelen estar bastante serios. Tienen una intensidad que se asemeja mucho al mindfulness. Entonces me di cuenta de los parecidos de ambas cosas.

P. Afirma usted que la sociedad actual crea zombis, muertos vivientes.

R. No hace falta más que salir a la calle. Vamos acelerados, buscando todo lo exterior y descuidando el mundo interior. Ponemos el piloto automático. Y la vitalidad la encontramos en los niños.

P. Los móviles han acrecentado esta situación.

R. Si. lo estamos viendo. Los jóvenes desaparecen de nuestras familias, de las calles y del mundo real. Por eso nos identificamos tanto con la serie de Stranger Things, porque al niño le raptan y desaparece en el mundo del revés.

P. Si ya se saben las consecuencias devastadoras, ¿por qué nadie hace nada por restringir los moviles?

R. Ahora se está empezando a regular. De hecho, en los colegios han dado marcha atrás con las tablets. Pero de la otra parte del problema, no hay consciencia: hemos arrebatado a los niños los espacios de juego. De hecho, el único espacio de libertad que tienen es el móvil. Los videojuegos son un pequeño resquicio para vivir sus aventuras.

P. Ese es uno de los grandes dramas: la falta de juego libre en la infancia.

R. Yo nací en los años 70 y jugábamos en la calle, en los pueblos…

P. Quizás en los pueblos se sigue manteniendo ese juego libre.

R. En algunos, pero también se ha reducido. El sistema escolar se ha ido imponiendo. Cada vez se acorta más el recreo y en Estados Unidos hay muchos colegios donde lo han quitado. Cada vez hay más actividades extraescolares dirigidas por adultos, pero se ha perdido el ecosistema de los niños que jugaban libres.

P. Una de las causas de este problema es lo que el sociólogo Frank Furedi llama la «crianza paranoica».

R. Contamos con mucha información y tenemos una especie de paranoia de que en cualquier momento, si no vemos a nuestros hijos, va a llegar alguien y los va a raptar, cuando es algo rarísimo que suceda.

P. También critica usted el monstruoso sistema carcelario educativo.

R. Es un sistema restrictivo para enseñarles a trabajar en el mundo adulto. Está pensado para crear trabajadores, no personas libres.

P. Y qué alternativas hay?

R. Hay otros modelos de colegio que dan más posibilidades para que cada cual desarrolle su creatividad.

P. Generalmente esos colegios son privados y carísimos.

R. Los Montessori, los Waldorf. Pero hay un modelo más radical que se llama Sudbury, que es como un recreo desde que llegan hasta que se van. Pero todos aprenden a leer, a escribir y matemáticas.

P. ¿Qué consecuencias provoca esa falta de juego en los niños?

R. Los chavales ahora son muy infantiles porque no han jugado. Pensamos que es al revés, pero si no juegan acaban siendo seres desvalidos incapaces de resolver sus problemas emocionales y sociales.

P. ¿Cómo se introduce el espiritu lúdico en el mundo laboral?

R. Lo principal es que quienes lleven una empresa den un cierto permiso para que las personas puedan ser sí mismas y que tengan permiso para equivocarse. Hay empresas donde hay más tolerancia al fracaso y al error y otras donde hay menos. Lo importante es crear un espacio psicológicamente seguro.

P. Usted ha jugado con altas directivas, astronautas y técnicos de colonoscopia. ¿Qué sucede?

R. Les encanta. Suele haber algo de resistencia, pero cuando les pones un juego a su nivel intelectual…

P. Póngame un ejemplo.

R. Contar un cuento palabra por palabra.

P. ¿Cómo se hace?

R. Erase

P. Una.

R. Vez.

P. Un

R. Señor

P. Que

R. Tenia.

P. Caramelos.

R. En.

P. Su casa

R. ¿Has visto la cara que se te ha puesto mientras lo hacias? Pueden pasar dos cosas: o te pones frenético o entras en el espiritu del juego y es un disfrute total.

P. Es fácil.

R. Pienso en la vida como aventura. Es el espíritu de Zorba el griego, de enfrentarse a la vida desde la ironía. Incluso cuando las cosas van mal. Hay que celebrar el desastre y tomarse la vida sin tanto drama. El maestro del playfulness es Cervantes.

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